jueves, 13 de agosto de 2015

Dí "No" a la codependencia emocional

Transformando emociones de la adversidad a la fortaleza.



-Ya no seas codependiente.

Por Sarah Russek, Psicóloga Cognitivo Conductual

 ¿No logras encontrar la persona adecuada?

¿Parece que la cosa no funciona por más que hagas?

¿No te quieren, como tú les quieres?

                Sin darte cuenta puedes estar viviendo las consecuencias de una forma de relacionarte llamada CODEPENDENCIA.

                En principio la palabra codependiente se acuñó para describir a las personas que se descontrolan al asumir la responsabilidad de “salvar” a otra dependiente de una droga.  Pero en los últimos años la definición se ha ampliado e incluye a todas las personas que se convierten en víctimas en el proceso de rescatar a cualquier persona compulsiva, adicta, que les maltrata o que depende excesivamente de ellas (o ellos).

                Es común que la persona no sienta que es “codependiente” y que sólo “tiene problemas con los hombres” o con “las mujeres”. Es común echarles  la culpa a las personas con las que se ha   estado, y que a cada una de las parejas se les vea como un caso aparte. Sin embargo, si miras bien, en realidad es muy probable que detrás de tus elecciones de pareja haya un patrón.

                No es tan fácil, sin ayuda de un proceso terapéutico, darse cuenta de la pauta detrás de tus elecciones de pareja. A veces simplemente la persona cree que sólo está buscando al tipo de pareja capaz de valorar a una mujer (o a un hombre) generosa(o), atenta(o), amante y servicial.

                -Después de todo, siempre habrá por ahí alguien dispuesto a amar a alguien así, que cree que la codependencia es una actitud noble, ¿o no?

                El codependiente no se da cuenta de que, a lo que llama “dar y ayudar”, en realidad es excluirse. Dar a todos salvo a sí mismos es tener una actitud codependiente. 

                Si crees que el problema son los otros, chécate esto: quizá tú hayas alterado aún más el  comportamiento “insensato” de “tus parejas” al ir  “limpiando detrás de ellas”. Pregúntate si no encuentras en tus acciones un patrón, si no tienes demasiado empeño en hacer pareja con personas de alguna manera perturbadas. En terapia podrás ver con más claridad cómo este patrón tiene su origen en la relación primera, la más importante de todas: con tus padres.  Con ayuda de un proceso terapéutico,  se facilita y se acorta  el camino hacia la interdependencia en las relaciones interpersonales, en donde las dos personas tienen igual peso dentro de la ecuación del amor.

                La siguiente lista describe comportamientos y sentimientos, te ayudará a saber si eres codependiente  (ya sea de tu pareja o de alguna otra persona); con el fin de que, si es necesario, busques ayuda. Revisa si te identificas con las siguientes afirmaciones:

1.       Resolverle sus problemas o aliviarle su dolor es lo más importante que hay en mi vida, por más alto que pueda ser el costo emocional para mí.

2.       Que yo me sienta bien depende de la aprobación de él (o ella).

3.       Le protejo de las consecuencias de su comportamiento. Miento por el (ella), le encubro y jamás dejo que alguien hable mal de él (o ella).

4.       Me esfuerzo muchísimo por lograr que él (ella) haga las cosas de acuerdo a como yo las entiendo y/o le aconsejo.

5.       No presto la menor atención a cómo me siento yo  o a mis necesidades, siempre están antes las de esa otra persona especial, (o las de otros).

6.       Soy capaz de hacer cualquier cosa para que esa persona no me rechace.

7.       Soy capaz de hacer cualquier cosa para que esa persona no se enoje conmigo.

8.       Despierta en mi mucha más pasión una relación tormentosa y dramática.

9.       Soy perfeccionista y me recrimino por todo lo que sale mal.

10.   Durante buena parte del tiempo me siento enojada(o) o usada(o) – siento que se aprovechan de mi- y no me siento  reconocida(o).

11.   Finjo que todo va bien aunque no sea así.

12.   El esfuerzo por conseguir que esa persona me valore o me ame domina mi vida.

(Fuente: Susana Forward, 1989).


Si respondes con un sí a alguna de las frases anteriores puedes empezar a indagar si eres una persona codependiente, y si respondiste que sí a más de tres, puedes comprobar hasta qué punto eres verdaderamente codependiente.

Al principio puede asustar saber la verdad, pero pronto toma un sentido libertador saber qué tienes que trabajar en tu persona y es esperanzador vislumbrar la posibilidad de salir de tan tortuoso círculo vicioso. Además, no es necesario caminar en soledad por ese camino, si buscas la ayuda de un terapeuta capacitado. Con ayuda profesional es muy probable que tu proceso sea un renacer bastante armonioso. Busca ayuda. Una muy buena opción, es dar inicio a una Terapia Cognitivo Conductual.




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