Como especialista en el tratamiento de los Trastornos por Ansiedad, con frecuencia les digo a mis pacientes que ese Monstruo de la Ansiedad que les acosa en realidad es un poderoso tutor. Que detras de esa emoción en realidad se oculta un amoroso, aunque disciplinado, sabio Maestro Interior.
A tu Maestro Interior, no siempre es posible reconocerlo desde un inicio como tal. Él, para llamar tu atención, adquiere la forma de una especie de Monstruo de las Mil Cabezas. Se da a notar, a la manera en que los monstruos lo hacen: destruyendo, atacando por sorpresa, espantando, controlando, doblegando, ocasionando fracasos y pérdidas, entre las que está la capacidad de gozo.
Literalmente el Monstruo perturba la vida de la persona. ¿De qué otra manera habría llamado la atención del individuo? ¿De qué otra manera le movería a buscar cambiar algo…de no ser por semejante acto de intrusión en su vida?
Claro que al primer chispazo la persona piensa que debe tener lugar algún cambio externo quizá, en el ambiente o en los otros…
Entonces el “Monstruo” arremete: ataca más y más fuerte. Ya que en función del nivel de inconformidad, molestia o daño que le represente a la persona, ésta se dará cuenta de que “quizá haya algo que cambiar en su interior y no fuera de sí”.
A veces amigos, visualizar en nuestras mentes qué necesitamos cambiar, tarda en llegar a la conciencia. Subconscientemente usamos toda clase de mecanismos ingeniosos para, simplemente, “no darnos cuenta”: negamos, evadimos, racionalizamos, creamos teorías, justificamos. Tememos al cambio, bajo la idea de que hasta ahora, “las cosas nos había funcionado así”. Simple y deliberadamente, decidimos ignorar el hecho de que “algo estamos pensando o haciendo mal”.
Si tenemos suerte, el Monstro hará bien su trabajo, traerá miseria a nuestra vida conciente. Si no, simplemente no cambiaríamos nunca, y seguiríamos negando la verdadera miseria silenciosa, aunque cómoda, de la que viciosamente llenamos nuestra existencia, confundiéndola con el confort -tan sobrevaluado hoy en día.
Decidir sacar al Monstruo de nuestras vidas para dejar entrar al Maestro Interior, es un acto de decisión consciente y requiere reto, compromiso, esfuerzo. Requiere la humildad suficiente, para convertirnos en “sus aprendices”. Requiere cambiar para aprender y aprender para cambiar. Y así llegar a conocer las enseñanzas de tu Maestro…
De quien aprenderás cómo acceder a la verdadera satisfacción que da el crecimiento interno. De lo contrario, contraatacará una y otra vez: por amor, por disciplinado, por sabio…
A tu Maestro Interior, no siempre es posible reconocerlo desde un inicio como tal. Él, para llamar tu atención, adquiere la forma de una especie de Monstruo de las Mil Cabezas. Se da a notar, a la manera en que los monstruos lo hacen: destruyendo, atacando por sorpresa, espantando, controlando, doblegando, ocasionando fracasos y pérdidas, entre las que está la capacidad de gozo.
Literalmente el Monstruo perturba la vida de la persona. ¿De qué otra manera habría llamado la atención del individuo? ¿De qué otra manera le movería a buscar cambiar algo…de no ser por semejante acto de intrusión en su vida?
Claro que al primer chispazo la persona piensa que debe tener lugar algún cambio externo quizá, en el ambiente o en los otros…
Entonces el “Monstruo” arremete: ataca más y más fuerte. Ya que en función del nivel de inconformidad, molestia o daño que le represente a la persona, ésta se dará cuenta de que “quizá haya algo que cambiar en su interior y no fuera de sí”.
A veces amigos, visualizar en nuestras mentes qué necesitamos cambiar, tarda en llegar a la conciencia. Subconscientemente usamos toda clase de mecanismos ingeniosos para, simplemente, “no darnos cuenta”: negamos, evadimos, racionalizamos, creamos teorías, justificamos. Tememos al cambio, bajo la idea de que hasta ahora, “las cosas nos había funcionado así”. Simple y deliberadamente, decidimos ignorar el hecho de que “algo estamos pensando o haciendo mal”.
Si tenemos suerte, el Monstro hará bien su trabajo, traerá miseria a nuestra vida conciente. Si no, simplemente no cambiaríamos nunca, y seguiríamos negando la verdadera miseria silenciosa, aunque cómoda, de la que viciosamente llenamos nuestra existencia, confundiéndola con el confort -tan sobrevaluado hoy en día.
Decidir sacar al Monstruo de nuestras vidas para dejar entrar al Maestro Interior, es un acto de decisión consciente y requiere reto, compromiso, esfuerzo. Requiere la humildad suficiente, para convertirnos en “sus aprendices”. Requiere cambiar para aprender y aprender para cambiar. Y así llegar a conocer las enseñanzas de tu Maestro…
De quien aprenderás cómo acceder a la verdadera satisfacción que da el crecimiento interno. De lo contrario, contraatacará una y otra vez: por amor, por disciplinado, por sabio…