Transformando emociones de la adversidad a la fortaleza.
El monstruo del machismo invadiendo
los terrenos interiores...
-Por Sarah Russek de Weiss
¿Por qué los hombres tienen que
aprender a ser Hombres? ¿Por qué se le dice al joven una y otra vez, “Tienes
que ser un hombre”? ¿Por qué en tantas culturas del mundo no se da naturalmente
la masculinidad, como sucede en el caso de la maduración física?
El
machismo TRUNCA ESE PROCESO NATURAL Y
AMENAZA EL DESARROLLO ADECUADO DE ESE PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL SER. El
machismo sucede cuando la sociedad le dicta al chavo o a la chava una serie de
“características -supuestamente-
deseables para su género” que se traducen en ciertas actitudes y elecciones
respecto al uso y el abuso del poder sobre otros u otras.
El machismo, metafóricamente hablando, es cual monstruo o parásito, un tirano que miente con todos los dientes la
falacia más repetida en la historia y en múltiples culturas: le hace pensar al
hombre que “perderá su masculinidad u
hombría” frente a los ojos de “todos”,
si no hace lo que el machismo le indique, o si el chavo no demuestra tener
las susodichas características
machistas. Así, le amenaza para controlar al anfitrión con el peor
castigo de todos: perderse a sí mismo y pasar vergüenza pública por ello.
Así, el monstruo del machismo, injerta
la siguiente idea en la mente del niño o del
joven: que él deberá demostrar
capacidad de “dominio sobre otros” y/o en su defecto “otras” u “otra”, para ser
considerado un individuo “valioso” y obtener así un supuesto reconocimiento por
parte del mundo de “los adultos” o de los “pares o amigos”. Por lo tanto, el o
la joven tratará de demostrar actitudes machistas, ya sean abiertas o
encubiertas; puesto que también existe
un machismo “invisible”, o “políticamente correcto”.
Ahora, si bien a las mujeres el monstruo
del machismo no les amenaza con perder su “feminidad” o con dejar de ser
“mujeres”, si les amenaza con perder su valía a los ojos de los “hombres” o de
la sociedad patriarcal, en función de su “castidad o servidumbre”, ya sea en su
formación de carácter casto (“apartada
para un solo hombre o macho” o a través de “servirle” (incluyendo en el
servicio su sexualidad e integridad condicionadas). Paradójicamente, muchas de ellas entienden a nivel subconsciente
que si quieren adquirir realmente “valía”, y no ser consideradas “mujeriles”,
deberán adquirir al igual que los chavos hombres, algunas de esas “características
supuestamente masculinas” promovidas por el machismo (incluso la “promiscuidad”
o “temeraria sexualidad” entre otras) y no necesariamente a través de “estar
ligada a un sólo macho encargado de administrar y disponer de su sexualidad.” Una
u otra conclusión surge del mismo adoctrinamiento, por paradójico que sea.
El machismo es un camino que
parece “fácil”, pero no lo es, representa sufrimiento y muerte interior, no
vida interior; dicta “una solución”
supuesta más no la da realmente: sólo esclaviza a la persona, le destruye, y
busca destruir a quienes le rodean también. Promete poder sobre otros, pero en
realidad pierde el individuo poder sobre sí mismo, se daña a si mismo, daña a otros y se
desorientan todos…
El camino real y verdadero, que habrá de tomar el
joven o la joven para convertirse en “Un
Ser Humano que ha dejado de ser un niño o niña” es muy personal y privado, el cual involucra
entre otras cosas el elegir valores, ideales y experiencias afines a estos, así
como el reconocimiento de las propias cualidades, y la promoción personal de las propias
habilidades y capacidades.
Empieza la construcción del Ser, por
respaldarse a sí mismo, cómo un ser libre, que va más allá de la bravuconería
del machismo. Implica estar centrado en la propia valía, en el auto
reconocimiento de ésta. Pero sobre todo requiere cultivar la capacidad innata
de empatía. El poder verdadero no es un poder sobre de otro, otra u otros, es
el poder sobre el sí mismo. Y si se tiene ese poder, ser capaz de usarlo para
hacer una diferencia positiva en la propia vida y en la de otros.
Un Ser humano pleno, próspero,
feliz, creativo, productivo, requiere una actitud proactiva –no reactiva ante
presiones sociales, las cuales suelen ser de la más baja calidad de consciencia
evolutiva. Ser Humano, es un
proyecto, una serie de elecciones
conscientes por parte del adolescente en
cuestión, y debo agregar del adulto en cuestión también, puesto que el camino
de crecimiento interior PARECE (felizmente) IRSE ALARGANDO A LO LARGO DE LA
VIDA. El ser considerado “Hombre” o “Mujer” en el sentido de la madurez
interior verdadera, requiere de un mayor
involucramiento personal, de la propia consciencia, y más aún: de la propia Consciencia
de la consciencia en el diseño personal del Ser. Requiere el cultivo del sí
mismo. Así como un jardinero cultiva su más preciada flor. Somos Humanos, somos
jardineros en el jardín interior: Y cultivamos así el Edén superior…