lunes, 16 de noviembre de 2015

El monstruo del machismo invadiendo los terrenos interiores...

Transformando emociones de la adversidad a la fortaleza.

El monstruo del machismo invadiendo los terrenos interiores...
-Por Sarah Russek de Weiss
¿Por qué los hombres tienen que aprender a ser Hombres? ¿Por qué se le dice al joven una y otra vez, “Tienes que ser un hombre”? ¿Por qué en tantas culturas del mundo no se da naturalmente la masculinidad, como sucede en el caso de la maduración física?
                El machismo TRUNCA ESE PROCESO NATURAL  Y AMENAZA EL DESARROLLO ADECUADO DE ESE PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL SER. El machismo sucede cuando la sociedad le dicta al chavo o a la chava una serie de “características  -supuestamente- deseables para su género” que se traducen en ciertas actitudes y elecciones respecto al uso y  el abuso del poder sobre otros u otras.
El machismo,  metafóricamente hablando, es  cual monstruo o parásito, un  tirano que miente con todos los dientes la falacia más repetida en la historia y en múltiples culturas: le hace pensar al hombre que  “perderá su masculinidad u hombría”  frente a los ojos de “todos”, si no hace lo que el machismo le indique, o si el chavo no demuestra tener las  susodichas características machistas.  Así, le amenaza  para controlar al anfitrión con el peor castigo de todos: perderse a sí mismo y pasar vergüenza pública por ello.
Así, el monstruo del machismo, injerta la siguiente idea en la mente del niño o del  joven: que él deberá  demostrar capacidad de “dominio sobre otros” y/o en su defecto “otras” u “otra”, para ser considerado un individuo “valioso” y obtener así un supuesto reconocimiento por parte del mundo de “los adultos” o de los “pares o amigos”. Por lo tanto, el o la joven tratará de demostrar actitudes machistas, ya sean abiertas o encubiertas; puesto que  también existe un machismo “invisible”, o “políticamente correcto”.
Ahora, si bien a las mujeres el monstruo del machismo no les amenaza con perder su “feminidad” o con dejar de ser “mujeres”, si les amenaza con perder su valía a los ojos de los “hombres” o de la sociedad patriarcal, en función de su “castidad o servidumbre”, ya sea en su formación de  carácter casto (“apartada para un solo hombre o macho” o a través de “servirle” (incluyendo en el servicio su sexualidad e integridad condicionadas).  Paradójicamente,   muchas de ellas entienden a nivel subconsciente que si quieren adquirir realmente “valía”, y no ser consideradas “mujeriles”, deberán adquirir al igual que los chavos hombres,  algunas de esas “características supuestamente masculinas” promovidas por el machismo (incluso la “promiscuidad” o “temeraria sexualidad” entre otras) y no necesariamente a través de “estar ligada a un sólo macho encargado de administrar y disponer de su sexualidad.” Una u otra conclusión surge del mismo adoctrinamiento, por paradójico que sea.
El machismo es un camino que parece “fácil”, pero no lo es, representa sufrimiento y muerte interior, no vida interior;  dicta “una solución” supuesta más no la da realmente: sólo esclaviza a la persona, le destruye, y busca destruir a quienes le rodean también. Promete poder sobre otros, pero en realidad pierde el individuo poder sobre sí mismo,  se daña a si mismo, daña a otros y se desorientan todos…
El  camino real y verdadero, que habrá de tomar el joven o la joven  para convertirse en “Un Ser Humano que ha dejado de ser un niño o niña” es  muy personal y privado, el cual involucra entre otras cosas el elegir valores, ideales y experiencias afines a estos, así como el reconocimiento de las propias cualidades,  y la promoción personal de las propias habilidades y capacidades.
Empieza la construcción del Ser, por respaldarse a sí mismo, cómo un ser libre, que va más allá de la bravuconería del machismo. Implica estar centrado en la propia valía, en el auto reconocimiento de ésta. Pero sobre todo requiere cultivar la capacidad innata de empatía. El poder verdadero no es un poder sobre de otro, otra u otros, es el poder sobre el sí mismo. Y si se tiene ese poder, ser capaz de usarlo para hacer una diferencia positiva en la propia vida y en la de otros.

                Un Ser humano pleno, próspero, feliz, creativo, productivo, requiere una actitud proactiva –no reactiva ante presiones sociales, las cuales suelen ser de la más baja calidad de consciencia evolutiva.  Ser Humano, es un proyecto,  una serie de elecciones conscientes  por parte del adolescente en cuestión, y debo agregar del adulto en cuestión también, puesto que el camino de crecimiento interior PARECE (felizmente) IRSE ALARGANDO A LO LARGO DE LA VIDA. El ser considerado “Hombre” o “Mujer” en el sentido de la madurez interior verdadera,  requiere de un mayor involucramiento personal, de la propia consciencia, y más aún: de la propia Consciencia de la consciencia en el diseño personal del Ser. Requiere el cultivo del sí mismo. Así como un jardinero cultiva su más preciada flor. Somos Humanos, somos jardineros en el jardín interior: Y cultivamos así el Edén superior…